Argelia

El régimen de Chengriha recibe un golpe mortal de Estados Unidos

Desde que el bloque del Este y los países del BRICS rechazaron al régimen argelino, este ha sufrido un creciente aislamiento en varios niveles:

  • Aislamiento magrebí a favor de Marruecos,

  • Aislamiento africano a favor de Rusia,

  • Aislamiento mediterráneo a favor de Francia.

Ante esta situación, el régimen argelino recurrió a su última carta: intentar acercarse a Estados Unidos. Pero lo hizo desde una posición de debilidad, ya que atraviesa una crisis profunda y compleja provocada por treinta años de corrupción, mala gestión, creación de conflictos y fracasos continuos.

Para ganarse el favor de Washington, el régimen hizo varias concesiones políticas:

  • Otorgó más presencia al AFRICOM en Argelia,

  • Recibió a militares estadounidenses,

  • Se acercó a Egipto y aprovechó su influencia,

  • Aceptó la propuesta egipcia de entregar Gaza a la Liga Árabe,

  • Recurrió a Catar como mediador con Estados Unidos.

Pero todos estos intentos fracasaron. La posición estadounidense sigue estratégicamente alineada con Marruecos, especialmente en medio de una guerra política abierta entre Rabat y Argel. Este apoyo firme de EE.UU. destruyó toda esperanza del régimen argelino de obtener apoyo externo para sostener su ilusión de «estabilidad».

El aislamiento de Argelia se agravó aún más tras la decisión de EE.UU. de imponer altos aranceles a los productos argelinos, mientras que aplicó aranceles simbólicos a los productos marroquíes — un mensaje claro de que Washington considera a Marruecos un aliado estratégico y a Argelia un adversario.

A nivel interno, Argelia enfrenta una explosión social contenida por la represión, la propaganda mediática, políticas populistas y la instrumentalización de figuras mediáticas al servicio del régimen que distorsionan la historia.

El régimen militar, aferrado al poder y actuando al borde del abismo, ha perdido toda credibilidad internacional. Incluso el ministro de Asuntos Exteriores ruso afirmó que «no tiene posición ni influencia».

Las derrotas se han acumulado:

  • Expulsión del grupo BRICS,

  • Marginación en el mundo árabe,

  • Pérdida de influencia en África,

  • Ruptura de la cooperación con el régimen sirio,

  • Pérdida de influencia en Siria tras su acercamiento con Turquía,

  • Acercamiento de Libia a Marruecos,

  • Rechazo de Mauritania al régimen de Tebboune y su alineamiento con Marruecos.

Hoy, al régimen argelino solo le queda Túnez, mientras se avecina un golpe fatal:
el posible colapso de los precios de los hidrocarburos, que representan más del 99% de los ingresos estatales, especialmente tras el fin de la guerra en Ucrania y un posible acuerdo entre EE.UU. y Rusia en Arabia Saudita.

Esta nueva crisis económica, sumada a la crisis política persistente desde 2019, coloca a Argelia al borde del colapso. El régimen ha entrado en una fase de “muerte cerebral” política y económica, una situación que no se resolverá con eslóganes, ni con ilusiones de poder militar, ni con proyectos imaginarios como «la California de Tebboune en Adrar».

Hoy, Argelia se enfrenta a una verdad ignorada desde 1992: la “mafia militar” que tomó el control del Ministerio de Defensa y saboteó el proceso democrático, está recogiendo ahora los frutos amargos de tres décadas de ignorancia política.
El final es cercano e inevitable.

Khalid Said.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba