Whisky o cocaína: ¿cuál es peor? ¿Qué dice la ciencia?

Las recientes declaraciones del presidente colombiano Gustavo Petro, sugiriendo que la cocaína «no es peor que el whisky», han desatado un debate sobre cómo la sociedad clasifica los peligros de las diferentes drogas. El presidente colombiano Gustavo Petro polariza deliberadamente, colocando de un lado a quienes señalan que el alcohol es legal a pesar de sus claros vínculos con riesgos para la salud, la violencia y la adicción, y del otro lado a las drogas ilícitas como la cocaína, que suelen conllevar penas criminales significativas. ¿Qué dicen las pruebas científicas y médicas sobre la comparación entre estas dos sustancias?

Las comparaciones simplistas son complicadas porque hay diferentes formas de «daño»:

Desde un punto de vista puramente médico, tanto el whisky (alcohol) como la cocaína tienen el potencial de causar dependencia y pueden representar graves riesgos para la salud. En un estudio publicado en 2010 en la prestigiosa revista médica The Lancet, un equipo dirigido por el investigador británico David Nutt evaluó múltiples formas en que las drogas pueden dañar a los individuos y las clasificó de la más a la menos perjudicial. Los médicos y científicos han advertido contra la etiqueta simplista de cualquier sustancia como «la peor», ya que este enfoque no capta la complejidad del consumo de drogas, incluyendo el papel del estatus legal y otros factores sociales en la configuración de los riesgos. Por lo tanto, se necesita un enfoque matizado y prudente.

Izquierda: Lista de las drogas más peligrosas clasificadas. Derecha: ¿Qué entendemos por «dañino»? Criterios de evaluación organizados en daños para los usuarios y daños para los demás, categorizados en efectos físicos, psicológicos y sociales.

Pero, ¿qué significa realmente «daño» en el contexto de las drogas? En este análisis de The Lancet, los investigadores médicos examinaron varios tipos de daño, identificando con precisión 16 tipos, que pueden dividirse en dos categorías principales: daño a los individuos o daño a la sociedad.

LOS CIENTÍFICOS MÉDICOS HAN IDENTIFICADO 16 TIPOS DE «DAÑO» CAUSADO POR LAS DROGAS, CATEGORIZADOS EN DAÑO A LOS INDIVIDUOS Y DAÑO A LA SOCIEDAD.

Por ejemplo, analizaron qué tan mortal es una sustancia en sí misma (comparando la dosis habitual con la que podría matar a alguien) y cuánto reduce la vida de una persona a través de factores indirectos (como accidentes o enfermedades), no solo su toxicidad propia. También examinaron el daño físico directo, como la cirrosis hepática, problemas cardíacos o convulsiones, y los problemas indirectos, como infecciones transmitidas por agujas compartidas o comportamientos de riesgo bajo los efectos de la droga. Analizaron la probabilidad de que una droga genere adicción a pesar de las consecuencias negativas.

El daño mental se dividió en causas específicas y relacionadas, como la psicosis provocada por ciertos estimulantes y la depresión vinculada a cambios en el estilo de vida. También se consideraron las repercusiones sociales, como la pérdida de bienes tangibles (ingresos, vivienda o empleo) y la pérdida de relaciones familiares o amistades.

Más allá del daño personal, midieron la probabilidad de «dañar» a otros al consumir drogas, a través de la violencia o accidentes, junto con tasas de criminalidad como robos, pandillas, etc. También evaluaron el impacto ambiental, como los residuos tóxicos de los laboratorios de drogas o las agujas contaminadas desechadas, así como los problemas familiares como el abandono infantil, la desintegración de hogares y la pérdida de oportunidades futuras.

A nivel global, el estudio analizó el daño internacional, como la forma en que la producción de drogas podría destruir bosques locales o desestabilizar países enteros. Finalmente, evaluaron el costo económico total, incluyendo gastos policiales, atención médica y pérdida de horas de trabajo, además del deterioro de la vida comunitaria al socavar la confianza, la seguridad y el bienestar general.

Utilizando este enfoque, la investigación situó al alcohol como la sustancia más perjudicial para la sociedad en general, por encima incluso de la heroína y el crack, principalmente debido a su alta prevalencia y su fuerte vínculo con la violencia, los accidentes y las complicaciones de salud a largo plazo.

Sin embargo, es necesario añadir detalles y matices para no caer en interpretaciones simplistas, que pueden transmitir un significado erróneo e inexacto. El alcohol, al estar ampliamente disponible y ser socialmente aceptado, suele provocar un mayor consumo y daños asociados, como la conducción bajo los efectos del alcohol o enfermedades crónicas. La cocaína, aunque afecta a un menor número de personas directamente, tiene graves consecuencias para los consumidores, sus comunidades y los países productores afectados por la violencia del narcotráfico. Las comparaciones simplistas pasan por alto la intrincada interacción de estos factores.

Durante esta investigación y verificación de hechos, surgió una pregunta crucial: ¿qué pasa con el consumo de cocaína entre los poderosos en Argelia? Más precisamente, ¿qué impacto tiene en la toma de decisiones y en la situación actual de Argelia, bajo el control de una junta militar corrupta?

Bajo los efectos de la cocaína, los generales argelinos y los oficiales de inteligencia muestran una sobreestimación de sus habilidades y un aumento de la impulsividad, lo que lleva a decisiones carentes de racionalidad. La cocaína también amplifica la paranoia y el pensamiento delirante, haciendo que los consumidores perciban cualquier crítica u oposición como una persecución. En respuesta, pueden tomar medidas agresivas para eliminar o silenciar cualquier amenaza percibida. Para los observadores externos que desconocen su consumo, este comportamiento puede parecer irracional y desconectado de la realidad.

Hemos dedicado un artículo separado a este tema: «Los generales, jueces y el círculo de Tebboune en Argelia: es hora de la prueba de la cocaína».

Por Abderrahmane Fares

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