USA, Israel, DGSE, Siria: Cambios Surrealistas de Tebboune
Nunca en la historia reciente de Argelia ha habido tantos cambios de postura en cuestiones cruciales, hasta el punto de traicionar algunos de los principios fundacionales del régimen militar para asegurar su supervivencia política. En su entrevista con el periódico L’Opinion, publicada el lunes 3 de febrero de 2025, el presidente Abdelmadjid Tebboune reveló una serie de giros inesperados que han sorprendido tanto a la opinión pública nacional como internacional.
A continuación, explicamos por qué este cambio en la postura del régimen militar argelino demuestra una verdad ineludible: consciente de su inminente caída y de su falta de legitimidad ante su pueblo, el régimen se expone sin pudor ante sus ciudadanos y el mundo. Al renegar de sus principios, acercarse a Israel, aceptar las órdenes de expulsión estadounidenses (OQTFs) y culpar a Francia de todos los males, mientras teme que la administración de Trump pueda etiquetar al Polisario como una organización terrorista, el régimen apuesta todo para evitar la humillación histórica definitiva que lo perseguirá para siempre: su derrota y colapso. El régimen militar argelino demuestra de manera inequívoca que su autoridad se basa únicamente en la fuerza, ya sea la del ejército estadounidense, ruso o turco.
Entrevista de Tebboune con L’Opinion – Lunes 3 de febrero de 2025
«Estamos perdiendo el tiempo con Macron»
Tebboune comienza con un ataque feroz contra Emmanuel Macron, declarando: «Estamos perdiendo el tiempo con él.» Sin embargo, no hace mucho, el presidente argelino presumía de haber establecido excelentes relaciones con su homólogo francés. Este cambio radical en su discurso refleja el deterioro significativo de los lazos entre París y Argel. Tebboune señala dos razones claras para esta crisis: la negativa de Francia a extraditar a disidentes argelinos a quienes ha concedido asilo y el reconocimiento por parte del Elíseo de la «identidad marroquí» del Sáhara Occidental.
«Confiamos en la DGSE, pero todo lo que proviene de la DGSI es cuestionable»
Los casos de Tibhirine, el GIA y Silco han marcado episodios clave en la guerra de inteligencia y las tensiones persistentes entre los servicios militares argelinos y Francia. Estos casos ilustran cómo Argel siempre ha explotado las divisiones entre la seguridad interna francesa y el espionaje exterior. En esta entrevista llena de contradicciones, queda claro que los líderes de Argelia en 2025 no son más que los restos de una vieja guardia militar de los años 90, acostumbrados a operar bajo una estricta separación entre la DGSE y el DST (ahora DGSI).
El presidente Tebboune minimiza así el «caso DGSE», descartándolo como un simple «malentendido», aunque apenas unas semanas antes, la prensa argelina denunciaba un grave escándalo de espionaje. Al mismo tiempo, declara que encuentra «cuestionable todo lo relacionado con Retailleau», estableciendo así una ruptura firme con la DGSI. Este cambio de postura revela una preocupante continuidad en la estrategia de quienes gobiernan Argelia: aprovechar las divisiones dentro de Francia, ya sea entre la DGSI y la DGSE, o entre la izquierda y la derecha.
«Aceptamos 306 OQTFs estadounidenses y reconocemos a Israel, pero, por favor, no etiqueten al Polisario como una organización terrorista»
Al mismo tiempo, Tebboune anuncia que reconocer a Israel es una opción si se logra la creación de un Estado palestino, una postura similar a la de Arabia Saudita. En cuanto a la repatriación de ciudadanos argelinos sujetos a una orden de expulsión (OQTF) de los Estados Unidos, adopta una actitud conciliadora: Argelia acepta a 306 de sus ciudadanos, pero rechaza a otros expulsados de Francia. El ejemplo más reciente es el del «influencer» argelino Boualem N., quien fue deportado por París, solo para ser rechazado en su reingreso por Argel.
«Sobre Siria, no tenemos nada que ver con eso»
La afirmación de Tebboune de que Argelia «nunca aceptó las masacres de Assad» es una mentira descarada. Documentos de inteligencia sirios filtrados han demostrado la implicación de espías argelinos, dirigidos en secreto por Mohamed Mediène y Chafik Mesbah, mientras que los medios de comunicación argelinos mostraban un apoyo abierto e inquebrantable a Damasco: los medios del régimen calificaban a los rebeldes anti-Assad de «terroristas», y el DRS, bajo la dirección de Mediène y Mesbah, proporcionaba experiencia en contrainsurgencia para aplastar la revuelta siria. Después de la caída del régimen de Assad, varios funcionarios del mismo recibieron hospitalidad discreta en el Hotel El Aurassi de Argel. Este revisionismo tiene como objetivo borrar la complicidad de Argelia en estos acontecimientos a medida que cambian las alianzas regionales, pero las pruebas siguen siendo imborrables.
Cambios de postura que exponen la naturaleza del régimen militar argelino
Ante la inminente implosión de su régimen militar, el poder en Argel ha demostrado que solo respeta la fuerza. Está intentando distanciarse del régimen de Assad, incluso cuando las filtraciones de inteligencia revelaron su implicación en operaciones de contrainsurgencia, al tiempo que acepta las expulsiones de ciudadanos argelinos (OQTFs) de los Estados Unidos para evitar cualquier confrontación con Trump, mientras lleva a cabo esfuerzos diplomáticos secretos con Israel para obtener su reconocimiento y evitar la exclusión del orden internacional.
En este complicado equilibrio, el régimen militar de Argel también está utilizando todos los medios para evitar que el Polisario sea designado como una organización terrorista, una reacción directa a los avances diplomáticos de Marruecos, que, al reconocer a Israel, asestó un duro golpe a Argelia en la cuestión del Sáhara Occidental.
A la luz de estos múltiples cambios de postura, el régimen argelino parece seguir una lógica desesperada de supervivencia, con Tebboune desplegando todas las estrategias para satisfacer las demandas de la alta jerarquía militar. Al cambiar constantemente de posición, adular a Estados Unidos, alarmar a Francia y adoptar una política de acercamiento condicional con Israel, intenta mantener un equilibrio precario. Sin embargo, esta aparente complacencia hacia Israel podría volverse en su contra.
Esta declaración y la iniciativa de normalizar relaciones con Israel no surgen de un deseo sincero de reconocer al Estado judío, sino más bien de un intento desesperado de negociación existencial, rozando la traición a los principios fundacionales del régimen militar argelino. Además, los israelíes son plenamente conscientes de que este anuncio se produce en un contexto en el que gran parte de la población argelina ha sido adoctrinada con antisemitismo durante décadas.
Mal preparado para tal declaración, los líderes de Argel se enfrentarán ahora a una furiosa ola de descontento popular, convirtiendo su maniobra diplomática en una palanca potencialmente destructiva contra su propia supervivencia política.
La situación podría, en última instancia, volverse contra Tebboune: las declaraciones pro-Israel, que servirán como pretexto para la frustración popular latente, serán rápidamente explotadas por el ejército para justificar su destitución. Así, en lugar de canalizar la ira legítima contra los verdaderos responsables de la crisis, la población terminará protestando contra Tebboune, presentado como el chivo expiatorio de un régimen militar oportunista. Este revés podría marcar el punto de no retorno, sacrificando al presidente en una maniobra política en la que la supervivencia del poder militar prevalece sobre la coherencia de los principios nacionales.
Abderrahmane Fares