Pedro Canales
El incombustible ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov, que lleva dos decenios dirigiendo la diplomacia del Kremlin, ha mantenido en Nueva York dos encuentros dirigidos a mediar en la crisis que envenena la situación política en el Norte de África. El primero de ellos fue el jueves 26 de septiembre con el ministro de Exteriores marroquí Nasser Burita, y un día después el 27 de septiembre con el titular de Exteriores argelino Ahmed Attaf.
Según algunos analistas diplomáticos, Serguei Lavrov remitió a sus interlocutores sendas cartas del presidente ruso Vladimir Putin, dirigidas al rey Mohamed VI y al presidente Abdelmayid Tebbun respectivamente.
Rusia se propone como mediador imparcial entre Marruecos y Argelia, tanto para resolver definitivamente los contenciosos políticos y territoriales entre ambos países de África del norte, como la crisis en el Sahara occidental. La imparcialidad rusa es cada día mas aceptable, pues aunque el Kremlin es el aliado estratégico tradicional de Argel en el terreno militar – ya lo es menos en el de la seguridad -, sus relaciones con Marruecos han evolucionado de ser socio económico y comercial, a aliado político y estratégico, lo que convierte a Rusia en un mediador escuchado por ambas partes e interesado en lograr un éxito compartido.
Sin embargo, es necesario señalar que los interlocutores del Kremlin en la región son diferentes en su rango institucional: con Marruecos, el interlocutor es el Palacio Real y el rey Mohamed VI en persona; con Argelia, es doble, en primer lugar con el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Said Chengriha, y en segundo lugar con el presidente Abdelmayid Tebbun.
Las relaciones de Rusia con el Frente Polisario, el tercero en la ecuación de la crisis norteafricana, se han enfriado, pero sigue siendo prácticamente el único miembro del Consejo de Seguridad de la ONU que mantiene vínculos con el movimiento independentista saharaui, a quien escucha. La mediación rusa iría destinada a negociar una salida al conflicto en base a la propuesta marroquí de una Autonomía avanzada, bajo paraguas internacional.
En el encuentro entre Serguei Lavrov y Ahmed Attaf, según las fuentes, el canciller ruso informó a su homólogo argelino que en la próxima reunión del grupo BRICS ampliado que tendrá lugar en la ciudad rusa de Kazan del 22 al 24 de octubre, no se abordará la expansión del grupo como se ha planteado sobre todo por los nuevos aspirantes. En declaraciones anteriores, Lavrov insistió en que en estos momentos de lo que se trata es de hacer que funcionen las estructuras del BRICS, principalmente el Banco común, y que se dote de un programa y de un modus operandi capaz de sustituir progresivamente las funciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y por lo tanto del dólar como moneda de pagos y referencia. Algunos de sus miembros ya lo están haciendo parcialmente en sus intercambios bilaterales.
La explicación rusa a su homólogo argelino, cuya candidatura al BRICS original fue rechazada en la cumbre de Johannesburgo en agosto de 2023, fue el detonante del editorial del periódico oficial argelino El Moudjahid del día siguiente, sábado 28 de septiembre, en el que el régimen de Argel declaró ofendido que no tiene ningún interés en adherir al grupo y que prefiere llevar adelante una estrategia política internacional basada en acuerdos bilaterales. Lo que horas después fue de nuevo contradicho por el ministro argelino Ahmed Attaf, quien en la reunión del Grupo 77+China celebrada en la sede de la ONU, llamó a este organismo plurinacional a continuar reclamando “un a reforma global del sistema financiero y monetario internacional”, que es precisamente uno de los objetivos del BRICS ampliado y que estará al orden del día en Kazán.
Algunos analistas consideran que el rechazo del BRICS original a la candidatura de Argelia se debió no a razones políticas, sino estrictamente económicas y financieras. Argelia posee una economía basada casi totalmente en la exportación de sus recursos energéticos y mineros, cuyos clientes principales son los miembros de la OCDE (Organización de la Cooperación y el Desarrollo Económico), Europa y Estados Unidos, con los que las transacciones se realizan en dólares y en el sistema bancario internacional correspondiente. Los clientes de Argelia nunca podrían aceptar las restricciones y obligaciones del sistema alternativo que pretende implantar el BRICS ampliado.