Rabat firma un acuerdo de pesca con Moscú y Argelia rechina los dientes
Al firmar un acuerdo de pesca con Marruecos, Rusia, el aliado histórico de Argelia, da un gran paso hacia el reconocimiento de la marroquinidad del Sahara. Un acuerdo que se produce pocos días después de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Por Hichem ABOUD
La visita realizada por Abdelmadjid Tebboune, el presidente de la república argelina, el pasado junio, parece haber asestado un golpe fatal a las relaciones argelino-rusas, en lugar de consolidarlas. A pesar de la exagerada complacencia que le había manifestado el jefe de Estado argelino, Vladimir Putin terminó comprendiendo la ambivalencia de la posición argelina, que ya no se basa en principios inmutables como era el caso antes de la llegada del dúo Tebboune-Chengriha al mando de Argelia. El engaño ha prevalecido sobre una diplomacia que lleva algún tiempo en declive.
Durante esta visita, el presidente argelino exhibió su ignorancia de las normas diplomáticas elementales. Al expresar en voz alta su deseo de abandonar la zona euro y la del dólar, y al halagar al presidente ruso, llegando incluso a decir que era «el amigo de toda la humanidad» y que todo el mundo lo amaba, el presidente argelino incomodó al jefe del estado anfitrión, quien sospechaba de su hipocresía. Ahí terminó la relación de Argelia con Rusia. Putin es duro. No le gusta la hipocresía. Sabía que los argelinos eran hombres de palabra y principios. Descubre, como muchos otros, a un hombre que no tiene nada del perfil del argelino que conoce. El jefe del Kremlin no tardó en darle la espalda a Argelia para estrechar su mano con Marruecos.
¿Por qué este giro brusco de Rusia contra Argelia?
Mientras la guerra fría entre Rusia y Occidente (Estados Unidos y Europa) se intensifica desde la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, Argel no supo posicionarse. Su diplomacia, obsesionada con el vecino marroquí y poniendo todo su peso en el apoyo al movimiento separatista del Polisario, que ya está agotado, ha perdido todos sus puntos de referencia en las grandes cuestiones de actualidad internacional. A veces está en los brazos de los estadounidenses y a veces en los brazos rusos. Pero es sobre todo con los estadounidenses con los que Argel hace la vista gorda y lanza miradas dulces. Las visitas de oficiales políticos y militares estadounidenses se han multiplicado en Argel últimamente. Argel obedecía, sin la menor resistencia, a las advertencias de Washington hasta el punto de irritar a Moscú.
Su posición respecto a Ucrania terminó inclinándose a favor de Kiev. Sin embargo, Washington ya había reconocido la marroquinidad del Sahara. Un reconocimiento que tuvo su efecto en España y Francia, que lo siguieron a su vez.
Enfurecida con Madrid y París por su apoyo al plan de autonomía del Sahara, Argel finge no darse cuenta de lo que hacen los Estados Unidos. La política de doble rasero. La diplomacia argelina ya no se preocupa por principios, como ha notado la comunidad internacional.
Otra razón detrás de este enfriamiento entre rusos y argelinos es la «traición» de estos últimos en el conflicto entre Moscú y Kiev.
Recordemos que a finales de julio, el ejército maliense, apoyado por mercenarios rusos del Africa Corps, anteriormente Wagner, sufrió una dura derrota a manos de los rebeldes tuareg. Los servicios de inteligencia ucranianos afirmaron que esta victoria fue posible gracias a su apoyo. Los rusos sospechaban que Argel había facilitado la intervención ucraniana en la región. Esto no dejó de tener graves repercusiones en las posiciones rusas en el norte de África. No hace falta ser un gran experto para adivinar que el reino jerifiano iba a sacar provecho de ello. Un acercamiento entre Rabat y Moscú comenzó a hacer temer lo peor a Argel. Y lo peor ha sucedido, para consternación de una diplomacia argelina que ya no sabe cómo actuar.
Marruecos acaba de anunciar que recientemente firmó un acuerdo de pesca «prometedor» con Rusia. Este anuncio se produce después de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que anula los acuerdos de pesca y comercio entre la UE y el reino. Según Europa Press, este acuerdo con Rusia «cubre las provincias del sur», reafirmando la marroquinidad del Sahara. Solo podemos concluir, sin lugar a dudas, que Moscú prácticamente reconoce la marroquinidad del Sahara. Solo queda el anuncio oficial.
Una propuesta de mediación que puede hacer estallar las relaciones argelino-rusas
El reconocimiento oficial de la marroquinidad del Sahara por parte de Moscú no tardará en llegar. Ocurrirá sin duda después de que Argelia rechace la mediación rusa entre Argelia y Marruecos, propuesta recientemente por el ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguéi Lavrov a sus homólogos argelino y marroquí.
Habiendo rechazado todas las propuestas de mediación, hasta el punto de sufrir un fuerte revés en la cumbre de la Liga Árabe en Argel en 2022, boicoteada por todos los países del Golfo, es difícil imaginar que el régimen argelino acepte una mediación de paz de cualquier parte. El conflicto que mantienen los generales argelinos con Marruecos es vital para ellos. Cualquier cosa menos la paz con el vecino marroquí. Y no importa si Moscú hace añicos las relaciones históricas y estratégicas con Argelia. La primera reacción de Putin al rechazo de la mediación por parte de Tebboune será inevitablemente el reconocimiento oficial de la marroquinidad del Sahara. Es de su interés no dejar que los estadounidenses dominen solos en un reino donde las perspectivas de un gran auge económico son ampliamente perceptibles. Sin contar la posición estratégica de un país que posee dos fachadas marítimas: una en el mar Mediterráneo y otra en el océano Atlántico. Una posición estratégica y económica que los dirigentes marroquíes manejan con gran destreza y serenidad.