Por Pedro Canales.
El presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, anunció ayer que “España y Palestina celebrarán la primera cumbre bilateral antes de fin de año” destinada a estrechar la cooperación bilateral en todos los ámbitos. Será una reunión “entre los dos gobiernos”, en la que se firmarán varios acuerdos de colaboración.
En la misma declaración el Presidente español reiteró que «vamos a seguir apoyando al pueblo gazatí, sosteniendo a UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos), presionando a Netanyahu en la Corte Penal Internacional, y estrecharemos nuestros vínculos con el Estado palestino».
En una primera lectura se da por sentado que el gobierno español da continuidad al reconocimiento del “Estado palestino” hecho el 28 de mayo junto con Irlanda y Noruega, con las fronteras del alto el fuego de 1967, es decir, abarcando Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. La decisión española la adoptó el Parlamento español en 2014, pero no había fijado fecha.
En dicha declaración Pedro Sánchez sostuvo que “una de las prioridades de su Gobierno va a ser la paz de nuestra vecindad oriental y meridional», haciendo alusión al conflicto palestino/israelí, a la situación en el Sahel y al conflicto del Sahara Occidental, extendido a la rivalidad geopolítica entre Argelia y Marruecos.
El anuncio del Presidente español de la cumbre bilateral entre España y Palestina, suscita una reflexión no exenta de ambigüedad al respecto. Para el Ejecutivo español el Estado palestino ejerce “su soberanía” sobre los territorios de 1967, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Sin embargo este ejercicio lo lleva a cabo un “gobierno”. ¿Cuál es éste?
Desde 2007 en Cisjordania manda la Autoridad Nacional de Palestina, formada por la OLP (Organización de Liberación de la Palestina) y su facción dominante Al Fatah, dirigida por Mahmud Abbas. Pero en Gaza quien gobierna es el movimiento radical Hamas, que llegó al poder un año antes, en las Elecciones de 2006.
La cuestión por lo tanto es ¿quién representará al Estado palestino en la cumbre de finales de año? En Gaza la Autoridad Nacional Palestina no tiene arraigo ni representatividad, a menos que en estos próximos meses se organicen Elecciones en la franja y las gane la ANP de Mahmud Abbas. En caso contrario, sólo hay dos opciones: o Hamas participa en la cumbre como “gobernante legítimo de Gaza”, o la franja quedará sin representante.
Cuando España reconoció al Estado palestino, el Presidente del Gobierno firme defensor de la opción de “dos Estados, uno palestino y otro israelí”, declaró en el Parlamento español: “El grupo terrorista Hamás es el primer interesado en que no exista la solución de los dos Estados, pues tiene como principales objetivos la destrucción de Israel y la supresión de la Autoridad Palestina, un actor que se va a ver reforzado sin duda alguna tras nuestro reconocimiento”.
¿Durante estos meses de hecatombes y masacres de la población civil de Gaza por parte del Ejército israelí, ha cambiado la apreciación de Pedro Sánchez sobre “la representatividad del movimiento Hamas”? O dicho de otra manera, ¿puede participar en Madrid el movimiento radical Hamas, al que Pedro Sánchez tachó de “terrorista”? Incógnitas que por el momento están en suspenso.
Cabe recordar que durante la etapa del franquismo España mantuvo relaciones con la OLP de Yasser Arafat, que disponía de una oficina política en Madrid. Posteriormente, durante la Transición estos lazos se intensificaron, en particular con los gobiernos de Felipe González, quien organizó la Conferencia de Madrid en 1991 paso previo a los Acuerdos de Oslo de 1993.
En esos años, el Presidente González, su Gobierno y los servicios de inteligencia españoles mantuvieron estrechos contactos con todas las facciones de la OLP, incluso las más radicales, como el Frente Popular de George Habache, el Frente Democrático de Nayef Hawatmed, el FPLP-Comando General de Ahmed Jibril, el Frente de Liberación de Palestina de Abu Nidal, y otros. Todos estos grupos radicales eran considerados como “terroristas” por la mayoría de países occidentales encabezados por los Estados Unidos, y aunque no participaron directamente en las conferencias de Madrid y Oslo, llegaron a acuerdos previos con el movimiento Al Fatah de Yasser Arafat.
¿Intentará Pedro Sánchez seguir los pasos de Felipe González para ejercer como mediador reconocido en el conflicto actual? ¿O se limitará a estrechar lazos humanitarios, sociales, sanitarios, educativos y alimentarios con el “Estado palestino” del que peligra su supervivencia?