Marruecos: Una Diplomacia Ágil, Influyente, Discreta pero sobre Todo Eficaz
Por: Instituto Geopolítico Horizons
En el panorama geopolítico actual, marcado por tensiones crecientes y desafíos de seguridad importantes, la diplomacia marroquí se destaca por su capacidad única para navegar entre diferentes esferas de influencia, manteniendo al mismo tiempo su posición como mediador respetado. Este desempeño notable, que contrasta significativamente con el creciente aislamiento de su vecino argelino, es particularmente evidente a través de varios éxitos diplomáticos recientes que merecen un análisis detallado.
La ciudad de Bouznika, convertida en un símbolo de la mediación marroquí, sigue albergando discusiones interlibias en un entorno privilegiado que refleja el enfoque distintivo del Reino. Este enfoque, directamente inspirado en la visión del Rey Mohammed VI, se basa en un principio fundamental: la no injerencia en los asuntos internos de los Estados. Este principio, lejos de ser una simple postura diplomática, se manifiesta en una metodología concreta en la que Marruecos se posiciona como un facilitador neutral, creando las condiciones favorables para el diálogo sin buscar nunca imponer su visión o sus soluciones. Esta posición, altamente valorada por las partes libias, constituye un activo importante en un contexto regional donde las injerencias extranjeras han exacerbado frecuentemente las tensiones en lugar de aliviarlas.
El legado del Acuerdo de Sjirat, firmado en 2015, sigue estructurando el marco de las negociaciones libias. Este acuerdo, a pesar de las dificultades en su implementación, sigue siendo una referencia esencial para la comunidad internacional. Demuestra la capacidad de Marruecos para establecer marcos de negociación duraderos, respetuosos de las especificidades locales y lo suficientemente flexibles como para adaptarse a la evolución del conflicto. Las recientes discusiones en Bouznika, que han logrado avances significativos sobre la distribución de los puestos de soberanía, se inscriben en esta continuidad.
La diplomacia marroquí también se distingue por su capacidad para activar canales paralelos eficaces, como lo demuestra la reciente liberación de cuatro oficiales franceses de la DGSE retenidos en Burkina Faso. Esta operación, llevada a cabo con una discreción notable, pone de relieve la experiencia de la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED) marroquí. Este servicio de inteligencia exterior se ha consolidado como un actor clave en la región del Sahel, capitalizando un conocimiento profundo de las redes locales y una capacidad probada para desenvolverse en contextos de seguridad complejos.
El papel de la DGED marroquí en la liberación de rehenes en el Sahel se ha convertido progresivamente en un referente, demostrando la experiencia única del Reino en este ámbito sensible.
Entre los éxitos notables está la liberación en agosto de 2023 del ciudadano rumano Iulian Gherguț, secuestrado en abril de 2015 en el norte de Burkina Faso por un grupo yihadista afiliado a Al-Qaeda. Las autoridades rumanas reconocieron públicamente el papel decisivo de los servicios marroquíes en esta operación.
El año 2022 estuvo marcado por la liberación del trabajador humanitario alemán Jörg Lange, quien estuvo retenido en cautiverio durante más de cuatro años después de su secuestro en Níger en abril de 2018. Los servicios de inteligencia marroquíes desempeñaron un papel crucial en las complejas negociaciones que llevaron a su liberación en diciembre de 2022, demostrando su capacidad para mantener canales de comunicación efectivos incluso en las situaciones más delicadas.
Más recientemente, en mayo de 2023, la intervención rápida de Marruecos permitió la liberación de dos cicloturistas marroquíes desaparecidos en la frontera entre Burkina Faso y Níger. Esta operación puso de relieve la capacidad de reacción de las redes de información marroquíes y su habilidad para movilizar rápidamente los recursos necesarios en situaciones de emergencia.
También se puede recordar la liberación en 2010 de los trabajadores humanitarios españoles Roque Pascual y Albert Vilalta, secuestrados en Mauritania en noviembre de 2009 por un grupo afiliado a Al-Qaeda. Esta intervención temprana ya había demostrado la experiencia marroquí en este tipo de operaciones sensibles, experiencia que no ha dejado de fortalecerse desde entonces.
Estas diversas operaciones se basan en varios puntos clave de los servicios marroquíes:
- Un conocimiento profundo de las redes tribales y las dinámicas locales en el Sahel
- Relaciones privilegiadas con los servicios de seguridad de los países de la región
- La capacidad para mantener canales de comunicación discretos con diversos actores
- Un enfoque pragmático que prioriza la eficacia sobre la publicidad
- Una experiencia reconocida en la negociación en contextos de crisis
El año 2024 marca un punto de inflexión en el reconocimiento internacional de la experiencia marroquí, con un éxito sin precedentes en las candidaturas del Reino a puestos en organizaciones internacionales. La elección de Marruecos a la presidencia del Consejo de Derechos Humanos constituye un símbolo potente de este reconocimiento. Esta posición prestigiosa, obtenida por primera vez, refleja la credibilidad que el Reino ha adquirido en el ámbito de los derechos humanos, a pesar de los desafíos persistentes en este ámbito.
La designación a la vicepresidencia de Interpol para la región de África también refuerza el posicionamiento de Marruecos como actor clave de la seguridad regional. Esta posición estratégica permitirá al Reino profundizar su cooperación en seguridad con los países africanos, en un contexto marcado por el aumento de las amenazas terroristas y la criminalidad transfronteriza. La organización próxima de la 93ª Sesión de la Asamblea General de Interpol en Marrakech en 2025 confirma este reconocimiento internacional.
En el ámbito humanitario, la presidencia del Consejo de Administración del Programa Mundial de Alimentos ofrece a Marruecos una plataforma adicional para promover su visión de cooperación Sur-Sur solidaria y eficaz. Esta posición permite al Reino contribuir directamente a la lucha contra la inseguridad alimentaria, un tema crucial para el continente africano.
La presencia reforzada de Marruecos en organismos regionales, especialmente dentro de la Liga Árabe y la Unión Africana, refleja una estrategia diplomática coherente destinada a consolidar su influencia en múltiples niveles. Esta estrategia multinivel permite al Reino defender eficazmente sus intereses al tiempo que contribuye a la estabilidad regional.
Este dinamismo diplomático contrasta fuertemente con la situación de Argelia, que lucha por mantener su influencia regional tradicional. El creciente aislamiento del vecino oriental de Marruecos es el resultado de una diplomacia a menudo rígida, caracterizada por posiciones ideológicas heredadas de otra época y una dificultad para adaptarse a las nuevas realidades geopolíticas. Mientras Marruecos favorece un enfoque pragmático y orientado a resultados, Argelia parece atrapada en una visión antagónica que limita su capacidad de acción diplomática.
La clave del éxito de la diplomacia marroquí reside en su capacidad para combinar diferentes palancas de influencia. El Reino utiliza hábilmente sus activos económicos, culturales y de seguridad para construir asociaciones duraderas. Este enfoque global, apoyado por una red diplomática profesional y servicios de inteligencia eficientes, permite a Marruecos posicionarse como un actor imprescindible en la resolución de crisis regionales.
El compromiso personal del Rey Mohammed VI con las principales orientaciones diplomáticas del país constituye un activo importante. Su visión de una diplomacia ágil, capaz de adaptarse a los rápidos cambios en el contexto internacional manteniendo la fidelidad a los principios fundamentales del Reino, guía la labor de los diplomáticos marroquíes.
Esta continuidad en la visión estratégica, combinada con flexibilidad táctica, permite a Marruecos mantener posiciones coherentes a largo plazo al tiempo que aprovecha las oportunidades que se presentan.
Esta diplomacia multidimensional posiciona ahora a Marruecos como un actor regional importante, capaz de influir positivamente en las dinámicas geopolíticas al tiempo que protege sus intereses nacionales. La combinación de una diplomacia oficial eficaz y canales paralelos discretos permite al Reino desempeñar un papel estabilizador en una región marcada por numerosas turbulencias.
Los éxitos diplomáticos acumulados por Marruecos, junto con su compromiso constante con la paz y la estabilidad regional, colocan al Reino en una posición favorable para aspirar a un puesto como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en su próxima ampliación. La credibilidad adquirida a través de sus numerosas mediaciones exitosas, su contribución significativa a las operaciones de mantenimiento de la paz y su capacidad demostrada para gestionar crisis complejas hacen de Marruecos un candidato serio para asumir esta importante responsabilidad dentro de la arquitectura de seguridad internacional.