El artículo de Abdou Semmar presenta un relato sensacionalista y mal documentado sobre la detención de Boualem Sansal. Se basa en «fuentes» anónimas y llega a conclusiones infundadas, evidenciando una falta de rigor periodístico.
Semmar afirma que la explicación oficial de la detención de Sansal, relacionada con sus declaraciones sobre la integridad territorial de Argelia, no es más que un «pretexto», sin ofrecer pruebas convincentes. Alega que la verdadera razón radica en los vínculos de Sansal con Xavier Driencourt, Israel y Marruecos, dibujando un panorama de una vasta conspiración. Esta afirmación se sustenta en argumentos poco sólidos sobre comunicaciones interceptadas y sospechas infundadas de que Sansal habría actuado como un «agente» extranjero.
La afirmación de Semmar sobre las supuestas capacidades de la DGSI para descifrar comunicaciones se debilita considerablemente al considerar los fallos tecnológicos documentados de los servicios de seguridad argelinos. Por ejemplo, en el incidente Hichem Aboud/Le Mediterraneen, estos servicios no solo fracasaron en infiltrar un sitio web sin ser detectados, sino que además expusieron involuntariamente su ubicación en Draria y el dispositivo Samsung Galaxy A52s que utilizaban. Este incidente ilustra la falta de sofisticación en sus operaciones de ciberseguridad.
El intento de Abdou Semmar de exagerar las capacidades de la DGSI, como el descifrado de las comunicaciones de Boualem Sansal y el acceso a listas de contactos supuestamente «problemáticos», parece destinado a intimidar al público argelino, lo que constituye el objetivo principal de esta operación. Este relato promueve la imagen de un aparato de inteligencia omnipotente, dejando a los ciudadanos con un sentimiento de impotencia y a merced de un DRS supuestamente omnisciente. Abdou Semmar, en nombre del régimen militar de Argel, engaña a la opinión pública argelina haciéndole creer que el DRS tiene un control absoluto y desalentando cualquier pensamiento crítico o expresión pública.
Sin embargo, esta narrativa es claramente falsa. Las herramientas modernas de comunicación encriptada, como las aplicaciones de mensajería como Session y los navegadores como Tor, siguen siendo técnicamente inalcanzables para los servicios de inteligencia argelinos. Hasta la fecha, el uso de un iPhone en combinación con estas herramientas constituye un medio de comunicación seguro.
En realidad, los servicios de inteligencia argelinos, incluidos el DRS y la DCSA, carecen de los recursos técnicos avanzados necesarios para acceder a estos sistemas. Su experiencia operativa se centra más en técnicas de interrogatorio violentas y coercitivas, incluido el uso de tortura para obtener contraseñas, que en métodos tecnológicos legítimos para hackear dispositivos o interceptar comunicaciones encriptadas. El caso de Mustapha Bendjama es un ejemplo: durante su interrogatorio, los servicios de seguridad utilizaron un destornillador para forzar la apertura de sus dedos y colocaron uno sobre el lector de huellas digitales de su teléfono para desbloquearlo. Esto plantea la pregunta de si Boualem Sansal fue torturado para acceder a sus dispositivos electrónicos.
El artículo también recurre a ataques personales, calificando a Driencourt como un «diablo encarnado» y presentando las críticas de Sansal al régimen argelino como evidencia de una conspiración insidiosa. No reconoce la legitimidad de criticar a los regímenes autoritarios, calificándolo en cambio como algo subversivo y traicionero, una acusación infundada que debilita aún más la credibilidad de Semmar.
En lugar de proporcionar pruebas, el artículo despliega insinuaciones y conjeturas. El periodismo profesional habría contactado a Xavier Driencourt para obtener su punto de vista y ofrecer una perspectiva más equilibrada, pero está claro que el objetivo de Abdou Semmar es publicar propaganda para el régimen militar de Argel y engañar a la opinión pública transformando los hechos en historias sensacionalistas.
El artículo de Semmar se lee como una novela de espionaje mal escrita, con personajes oscuros, comunicaciones interceptadas y tramas internacionales. Esto está lejos del periodismo creíble y basado en hechos.
Herramientas de Propaganda en los Regímenes Autoritarios!
Este artículo ilustra cómo la propaganda en los regímenes autoritarios manipula el juicio del público. Utilizando una retórica incendiaria y sensacionalista, figuras como Abdou Semmar, escribiendo bajo el pseudónimo de «Ilyas Aribi», engañan a los lectores y desvían su atención de los problemas fundamentales.
El uso repetitivo de términos como «diablo encarnado», «lista considerada ‘problemática'», «subversivo», «agente encubierto de Israel, Marruecos y los lobbies franceses más hostiles a Argelia», «complot contra la autoridad del Estado», «críticas hostiles», «supuestos motivos», «investigación profunda», entre otros, refleja un intento sistemático de fabricar una narrativa de peligro, traición y conspiración, desprovista de cualquier fundamento factual. Este lenguaje no solo oculta la verdad, sino que también polariza y manipula el sentimiento público, una característica común de la propaganda en estados autoritarios y mafiosos como el régimen militar argelino.
Abdou Semmar es una herramienta del régimen militar argelino para desinformar y manipular sutilmente a la opinión pública. En lugar de practicar un periodismo neutral, utiliza un tono emocionalmente cargado, afirmaciones especulativas y perspectivas desequilibradas para promover la agenda del régimen.