Por Khalid Saeed
El régimen argelino se encuentra en un callejón histórico sin salida, y avanzar ciegamente ya no está ni siquiera en el interés de las autoridades. Es imperativo implementar una verdadera reconciliación nacional, comenzando con una reevaluación del mensaje dirigido por el moudjahid Mouloud Hamrouche al ejército a través del periódico «El Watan» en 2019. En este mensaje, advirtió que no abordar los bloqueos tendría consecuencias graves.
Hoy, tras la caída del régimen sirio, Argelia está al borde del abismo. Es esencial escuchar el valiente y sincero mensaje del Sr. Hamrouche, quien recordó el lema levantado por el movimiento Hirak popular: «El ejército y el pueblo son hermanos». También expresó abiertamente su apoyo a la idea de que el Ministerio de Defensa abandone su control del poder y lo devuelva al pueblo, tal como lo exige la Constitución.
¿Hay otra solución? El juego está bloqueado tanto interna como externamente. Apostar por la ignorancia y la terquedad, persistir en la repetición de la inacción y la locura política, no cambiará las ecuaciones de la historia ni detendrá las inevitabilidades de la naturaleza. Ni el aparato de seguridad, ni los medios de propaganda, ni la represión y la intimidación pueden detener la voluntad de vivir y el rechazo a la esclavitud del pueblo argelino.
El pueblo argelino está presenciando la caída de un régimen tiránico que se destacó en el asesinato, la tortura y la opresión, mientras dependía de un aparato de seguridad masivo y del apoyo extranjero contra una población desarmada cuyo único recurso es su voluntad de libertad.
¿Escuchará el ejército argelino la voz de la historia? ¿O intentará ganar tiempo y recurrir a técnicas de supervivencia forzada, a pesar de su evidente fracaso en abordar incluso los problemas más simples?
El régimen ha demostrado una incapacidad para interpretar correctamente los eventos y una falta total de capacidad para gobernar un país de la magnitud e importancia de Argelia. La verdadera amenaza para las autoridades argelinas proviene de dentro de sí mismas: esta muerte política total y el descenso a un estado de desgobierno y caos, como advirtió el Sr. Hamrouche, exige un cambio urgente.
Aunque estoy convencido del destino inevitable del ejército argelino, que continuará resistiendo la historia y la voluntad del pueblo hasta que una revolución lo derroque, quise emitir un llamado a la razón, a la justicia y a la patria, a través del periódico «Le Méditerranéen 24».