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Karim Tabou Desafía la Arbitraria y la Opresión

Columna Política del 2 de septiembre de 2024

Esta mañana, cumplí con la obligación de firmar en el registro de control judicial en el cuartel bajo la jurisdicción de la seguridad interior.

Aunque estoy arbitrariamente prohibido del derecho a la expresión, una medida que viola flagrantemente mis derechos constitucionales, libertades y derechos civiles impuesta en el marco de mi control judicial que me impide escribir y/o expresar mis opiniones políticas, considero que escribir y difundir esta columna es mucho más que un acto de resistencia contra la arbitrariedad. Es un deber para que tal precedente no se utilice como un disfraz «judicial» para subastar nuestras libertades.

Recuerdo al público que no hay ninguna decisión judicial en mi contra que me prive de mis derechos políticos y civiles. Solo es una deriva judicial, entre tantas otras, que contradice el espíritu de justicia, que en otras latitudes garantiza la libertad. Dada la coyuntura actual, he decidido dedicar mi columna política de esta semana a las elecciones del 7 de septiembre de 2024.

De todas las elecciones organizadas desde la independencia en 1962, la prevista para el próximo 7 de septiembre se perfila como única en los anales políticos y mediáticos de nuestro país. El consenso es casi unánime fuera de los círculos interesados y clientelistas: una campaña electoral deslucida, sin relieve, de las más infamantes, vacía de toda sustancia política. Su desarrollo se asemejaba a un auténtico caos donde se disputan payasos, agitadores, idiotas útiles, entretenedores de galerías, con discursos pobres e infantilizantes.

Ni una sola palabra sobre las violaciones a mansalva de los derechos humanos, las libertades, el cierre político-mediático, la militarización proyectada de la administración, el estado de la justicia, la escuela y la universidad, la regresión cultural, la fuga de cerebros, los mecanismos de lucha contra la corrupción…

La mentira ha alcanzado un nivel de descaro. Las promesas electorales han superado toda comprensión, y las cifras mencionadas, especialmente en materia de crecimiento económico del país, la tasa de desempleo, la cosecha de cereales, la construcción de automóviles… dejan perplejos incluso a los círculos económicos más experimentados y conocedores.

En el plano diplomático, el país está en el centro de una tormenta sin precedentes. El caos es general. Ante la falta de visión estratégica y proactiva, la improvisación y la aproximación demostrada por el aparato diplomático, obstaculizada por la situación interna, pone al país en riesgo de aislamiento absoluto en la escena internacional! Una diplomacia burocratizada, populista, aún aferrada a los eslóganes de los años 70, luchando por adaptarse a los cambios del mundo.

El llamado del jefe de estado – ministro de defensa, candidato asegurado de su propia sucesión – a las autoridades egipcias para abrir las fronteras y permitir que el ejército argelino entregue ayuda a los gazatíes, que han estado soportando una guerra de limpieza religiosa y exterminio étnico durante meses, provocó un revuelo mediático en Egipto y en el mundo, e indignación de los propios palestinos, que consideran que tales declaraciones son excesivas, demagógicas y sin sustancia!

Ninguna doctrina política o ideológica puede y debe tolerar la explotación y la instrumentalización de los sufrimientos de un pueblo devastado en escaramuzas electorales y cálculos políticos mezquinos. Los palestinos, asediados por el fuego y el hambre, merecen mucho más que la demagogia de eslóganes pomposos.

La otra afirmación del jefe de estado, en una de sus salidas electorales, de que Argelia logró un desempeño económico en 2024 que la ha llevado al rango de tercera potencia mundial destaca la pobreza con la que se gestionan los asuntos del estado y la sordera de nuestros dirigentes.

Cegados por su obsesión patológica por mantenerse en el poder, los dirigentes del país, rodeados de charlatanes políticos y payasos, están infligiendo al país una de las pruebas políticas más dramáticas de su historia, cuyas consecuencias para su prestigio e imagen serán aún más desastrosas.

Aunque perjudica gravemente el honor del país y su capital histórico, esta infantilización tiene el mérito de ofrecer la prueba tangible de la caducidad de un sistema político obsoleto, políticamente incompetente y estéril, históricamente descalificado, moralmente condenado, cuya regeneración pertenece al ámbito de la utopía.

Probablemente estemos en la víspera de la última etapa del gran tamizaje político e histórico que se ha estado llevando a cabo desde el 16 de febrero de 2019 en Kherrata. Esta decantación inevitablemente dará lugar al advenimiento de un estado democrático libre de todas las imposturas y de todos los «falsos»: Falsos candidatos, falsos presidentes, falsas elecciones, falsos partidos, falsa sociedad civil, falsos medios… etc.

Mi apoyo para el canal El_Magharibia.
Mi apoyo inquebrantable para todos los presos de conciencia y sus familias.
Gloria a nuestros mártires.
Karim Tabou.
02 de septiembre.

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