En un acto que refleja la tensión dentro del poder argelino, Abdelmadjid Tebboune, el presidente títere bajo el control de la junta militar, destituyó abruptamente el pasado martes al embajador de Argelia en Mauritania, Mohamed Benattou. Tras tres años de servicio, el representante de Argel en Nuakchot fue reemplazado sin contemplaciones por Amin Said, un diplomático poco conocido por el público.
Esta decisión repentina se produce apenas una semana después de la histórica visita del presidente mauritano Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani a Rabat, donde se reunió con el Rey Mohammed VI. Según los analistas, esta reunión marca un paso decisivo hacia una asociación estratégica reforzada entre Mauritania y Marruecos, enviando una fuerte señal de alineación diplomática y económica en una región donde Argelia lucha por mantener su influencia.
Un golpe para la junta argelina:
Esta destitución abrupta revela un verdadero estado de pánico en la cúspide del Estado argelino. Durante décadas, la junta militar ha implementado una estrategia de bloqueo contra cualquier forma de acercamiento entre Rabat y Nuakchot. Sin embargo, este nuevo impulso diplomático entre Marruecos y Mauritania socava años de esfuerzos argelinos por dividir a sus vecinos. La destitución de Benattou constituye un reconocimiento tácito de la debilidad de Argelia tras perder una batalla diplomática importante frente a Marruecos.
Los responsables militares argelinos, preocupados por el impacto de este acercamiento en la cuestión del Sáhara marroquí, temen una nueva realidad regional que aísle aún más a Argelia. No es un secreto que Argel ha basado toda su política exterior en una oposición frontal a la soberanía de Marruecos sobre sus provincias saharianas. La posibilidad de una alianza estable y próspera entre Mauritania y Marruecos amenaza directamente las maniobras argelinas en la región.
La caída de la influencia argelina:
Cada vez está más claro que la diplomacia argelina se desmorona bajo el peso de fracasos sucesivos. Incapaz de competir con la dinámica marroquí, especialmente en los ámbitos de inversión e integración regional, Argel recurre a medidas desesperadas para ocultar sus debilidades. Mauritania, consciente del estancamiento de Argelia, prefiere ahora una cooperación concreta con Rabat enfocada en el futuro.
La visita de El Ghazouani a Rabat se percibe como una respuesta contundente a las provocaciones argelinas y un paso significativo hacia una integración económica sostenible entre Marruecos y Mauritania. Prueba de ello es la firma de múltiples acuerdos bilaterales en Abu Dabi, en presencia del presidente de los Emiratos Árabes Unidos, abarcando sectores estratégicos como la energía y la seguridad.
La erosión del control de Argelia sobre Mauritania:
Las ambiciones hegemónicas de la junta militar argelina se enfrentan ahora a una Mauritania que afirma su independencia y fortalece sus vínculos con Rabat. El régimen argelino, atrapado en luchas internas y una creciente impopularidad, parece incapaz de contener esta dinámica regional que se acelera en favor de Marruecos.
La destitución de Mohamed Benattou forma parte de una serie de cambios que reflejan la inestabilidad crónica de la política exterior argelina. Este gesto, lejos de ser un simple cambio diplomático, revela una pérdida de rumbo que se hace más evidente ante el ascenso de Marruecos en la escena regional. El pánico que anima a la junta militar argelina es el reflejo de una realidad ineludible: el futuro del Magreb se escribe hoy con Rabat, y no con Argel.
Source: Le7tv