Pedro Canales
La construcción del túnel euro-africano que unirá España con Marruecos, ha entrado en una de sus fases más delicadas y determinantes: la de resolver si la actividad sísmica presente o futura que se registra en la zona del Estrecho de Gibraltar, es susceptible de ser controlada; o si por el contrario, el nivel de riesgo es suficientemente elevado como para frenar o descartar el proyecto.
De las dos variantes que en un principio, allá por los años 80 del siglo XX, se barajaron, Puente o Túnel, tras intensos estudios los especialistas se decantaron por el túnel submarino. En la actualidad éste tendría 42 kilómetros de largo entre su entrada (o salida) en Punta Paloma localizada en Tarifa (España), y su salida (o entrada) en Punta Malabata, al oeste de Tánger (Marruecos). El proyecto contempla dos túneles de vía única de 7,9 metros de diámetro y una galería de servicios de 6 metros de diámetro.
En los aspectos técnicos de la construcción se ha avanzado a pasos de gigante, y existen ya las máquinas para realizarlo. Entran ahí la empresa alemana Herrenknecht, hasta hace poco líder mundial en el mercado de tuneladoras, superada recientemente por la empresa china CRCHI que ha construido la mayor tuneladora existente hoy con un diámetro de 18 metros y un peso de 10 mil toneladas. SECEGSA se ha reunido ya con la alemana, pero no descarta posibles ofertas de China.
Las decisiones finales de los gobiernos, en este caso de Marruecos y de España, tienen un notorio componente científico-técnico, pero también político, ya que entran en juego cálculos de estrategia y geopolítica.
En la fase actual se ha entrado de lleno en la medición de la actividad sísmica en el Estrecho. La sociedad pública española encargada del proyecto, SECEGSA, pretende adquirir por arrendamiento o compra cuatro sismómetros de fondo marino (OBS) destinados a los trabajos que la Sección de Geofísica del Real Observatorio de la Armada (ROA), efectuará en la zona del Estrecho. Hace diez años ambos organismos utilizaron tres sismógrafos que operaron en el fondo marino durante nueve meses, con resultados no determinantes. Los resultados de dicho estudio dieron escasa o nula actividad sísmica, y los terremotos detectados fueron inferiores a 3.0.
Paralelamente, y más recientemente en el marco de las reuniones del Comité Mixto Hispano-Marroquí en 2023, ambos países se comprometieron a “relanzar y actualizar el proyecto de Enlace Fijo a través del Estrecho de Gibraltar”. Para Madrid y Rabat el Enlace tenía un “carácter estratégico”, lo que puso de nuevo en marcha los estudios de sismicidad.
Para el científico investigados español Juan José Dañobeitia, que forma parte del equipo del Tsunami Resilience Section de la UNESCO, efectivamente “la zona de Gibraltar tiene sismicidad moderada”, aunque en ella se registran “terremotos prácticamente todos los días”.
El Instituto Geográfico Nacional dependiente del ministerio de Transportes, sigue al día la actividad sísmica registrada en la zona del Estrecho y predice los terremotos que se pueden producir a corto plazo, así como su intensidad. El Golfo de Cádiz, la zona del Estrecho, el mar de Alborán y el golfo de León registran actividades sísmicas permanentes. Por su parte el portal científico Volcano Discovery, establece una lista detallada de los seísmos registrados en el Mediterráneo occidental, al minuto. En la semana entre el 9 y el 16 de septiembre, se han registrado 169 seísmos, de ellos 26 en el día de ayer 16 de septiembre.
En efecto, las estadísticas confirman que “la actividad sísmica” en la zona del estrecho de Gibraltar, como afirma el científico J. Dañobeitia “es moderada y permanente”, pero los especialistas no descartan nunca la posibilidad, remota pero probable, de que se produzcan seísmos de mayor magnitud, o de gran magnitud en zonas del océano Atlántico cercanas al golfo de Cádiz, susceptibles de originar tsunamis.
Hasta el momento no hay estudios detallados de los efectos que podría tener un tsunami en el Túnel euro-africano del Estrecho. Los estudiosos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han determinado que en los últimos siete mil años se han producido cinco tsunamis en el Golfo de Cádiz, debido a las fallas que marcan el limite entre las placas tectónicas europea y africana. Quizás el más conocido fue el que tuvo lugar en 1755, asociado al terremoto de Lisboa, y que dio lugar a grandes inundaciones en las costas de España, Portugal y Marruecos.
El Departamento de la UNESCO, adscrito a la Comisión Oceanográfica Intergubernamental donde opera el citado científico español Juanjo Dañobeitia ha puesto en marcha la generalización del sistema de alerta temprana de tsunamis en el suroeste europeo y el mar Mediterráneo, en base a la experiencia realizada ya hace quince años con el Laboratorio de alerta temprana situado en aguas profundas del Golfo de Cádiz. Un sistema interconectado de sensores a lo largo de cientos de kilómetros, permitirán detectar los seísmos, medir su magnitud y poner en marcha las correspondientes medidas preventivas.
El macroproyecto de Túnel euro-africano se sitúa en este contexto, y los técnicos y científicos están en alerta permanente, aunque las decisiones últimas correspondan a los gobiernos.