Argelia busca protegerse del escrutinio internacional y de las sanciones a través de un inminente y horroroso plan de desviación estratégica que tiene como objetivo garantizar la supervivencia de su régimen, ofreciendo a Rusia un papel para llenar el vacío dejado por Siria, acceso a minerales críticos en el Sahel y la reutilización de milicias y armas.
Con la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, el régimen militar de Argelia ha enviado emisarios para consultas en Moscú. Estas reuniones de alto nivel, envueltas en secreto, destacan un momento crucial para Argelia mientras enfrenta las repercusiones de la caída de Assad y busca garantizar la supervivencia de su régimen.
Abdelkader Bensalah durante su reunión con Vladimir Putin en 2019:
«He venido a decirle y asegurarle que la situación está bajo control».
Control de Daños y Evaluación:
La caída de Assad ha creado problemas tácticos inmediatos para Argelia. Fuentes sugieren que entre 300 y 500 soldados argelinos y milicianos del Polisario fueron desplegados en Siria para apoyar al régimen de Assad. El objetivo principal de las reuniones en Moscú es discutir las prácticas para su extracción, tras la retirada de Rusia de puertos y aeropuertos. El régimen militar de Argelia también está preocupado por la posible filtración de inteligencia. La caída de Damasco ha expuesto grandes cantidades de información sensible. Los revolucionarios que ingresaron a instalaciones gubernamentales clave descubrieron un tesoro de documentos de inteligencia, incluidos documentos de defensa, comunicaciones ministeriales y registros de operaciones encubiertas. El descubrimiento de estos documentos sensibles en el palacio de Assad y en los servicios de inteligencia interna de Siria aterroriza al ejército argelino. Este desorden destaca la falta de preparación del régimen argelino ante la caída repentina de Assad y la posible vulneración de su red de inteligencia. Según informes, el contacto con Assad mismo se perdió el 7 de diciembre, lo que añadió urgencia a las reuniones en Moscú para restablecer esta conexión con el ejército argelino y coordinar una narrativa propagandística unificada.
Reajuste Estratégico:
Más allá del control de daños inmediato, las reuniones significan un reajuste estratégico más amplio para Argelia. La caída de Assad sirve como una advertencia severa. Argelia, enfrentando una presión creciente de potencias occidentales, incluido el escrutinio de la OTAN, el Parlamento Europeo y la posible vuelta de una administración estadounidense más agresiva liderada por Donald Trump y el Secretario de Estado Marco Rubio, quien buscó sanciones contra Argelia por comprar armas rusas, probablemente busca garantías y apoyo de su antiguo aliado, Rusia. El régimen percibe la caída de Assad como un posible precursor de su propia caída y busca activamente el apoyo ruso para su supervivencia. El poder de veto de Moscú en el Consejo de Seguridad de la ONU y su disposición a desafiar las sanciones occidentales lo convierten en un socio crucial para un régimen temeroso del aislamiento internacional, particularmente cuando Argelia, como Irán, es considerada una gran potencia autoritaria en la región de MENA.
Un Intercambio en el Sahel y el África Subterránea:
A cambio de esta protección, Argelia parece estar lista para ofrecer a Rusia concesiones sustanciales en la región del Sahel. Fuentes sugieren que Argelia podría conceder acceso a puertos y aeropuertos argelinos, llenando efectivamente el vacío logístico dejado por la retirada de Rusia de los puertos y aeropuertos sirios. Esto permitiría a Rusia mantener su influencia en África y apoyar las operaciones del Grupo Wagner, particularmente en su acceso a recursos minerales cruciales utilizados en la industria de armas rusa. Este acceso también permite a Moscú continuar alimentando la inestabilidad en la región, socavando aún más la influencia occidental, especialmente la de Francia.
Desviación Estratégica y Control de la Narrativa Nacional:
El espectro de la revolución siria ha resonado profundamente en Argelia, trazando paralelismos con el movimiento Hirak de 2019. El régimen es muy consciente de este paralelismo y probablemente busque controlar la narrativa interna. Esto podría involucrar eventos organizados, similares a los incendios forestales de 2021 que desviaron la atención de la crisis del COVID-19. El régimen podría orquestar un golpe de bandera falsa contra el presidente Tebboune o forzarlo a renunciar, desencadenando un estado de emergencia y consolidando el poder.
El Régimen Militar Argelino: Cinco Criminales de Guerra
El régimen militar argelino, compuesto por criminales de guerra como Mohamed Mediene (alias Toufik), Saïd Chengriha, Abdelkader Haddad, Hamid Oublaïd y Djebbar Mehenna, está preparado para sacrificarlo todo para garantizar su supervivencia y mantener su control sobre el poder.