Por Abderrazzak Boussaid
Entre declaraciones absurdas, contradicciones flagrantes y una propaganda vacía, Tebboune ha demostrado una vez más la incapacidad crónica del sistema argelino para formular una visión coherente y responsable en el escenario internacional.
Un giro oportunista hacia Israel: la hipocresía en su punto máximo
En un giro asombroso, Tebboune anunció que Argelia estaba dispuesta a normalizar sus relaciones con Israel. Esta declaración desconcertante marca una ruptura importante con el discurso tradicionalmente hostil del régimen argelino hacia el Estado hebreo. Durante décadas, Argelia se presentó como el defensor incondicional de la causa palestina, incluso demonizando a cualquier país árabe que se atreviera a establecer relaciones diplomáticas con Tel Aviv.
Sin embargo, esta repentina voluntad de apertura revela el verdadero rostro del poder argelino: un régimen hipócrita, dispuesto a pisotear sus supuestos principios para intentar romper su creciente aislamiento diplomático. Este anuncio es una traición manifiesta a los valores que Argelia pretendía defender y una ofensa al pueblo argelino, que ha sido alimentado con propaganda antiisraelí durante décadas.
“Advertencia” a Macron: la retórica gastada de un régimen obsesionado con Marruecos
En la misma entrevista, Tebboune no perdió la oportunidad de lanzar una absurda advertencia al presidente francés Emmanuel Macron, advirtiéndole sobre un “grave error” en la gestión del expediente del Sahara marroquí. Esta declaración revela una vez más la obsesión enfermiza del régimen argelino con este tema.
A pesar del creciente reconocimiento internacional de la soberanía marroquí sobre sus provincias del sur, Argelia persiste en hacer de este un asunto personal. Esta postura obstinada ya no engaña a nadie: se trata de un intento desesperado de desviar la atención de las graves crisis económicas, sociales y políticas que están minando a Argelia.
Contradicciones y cinismo: una política exterior sin brújula
El régimen argelino, personificado por Tebboune, navega hoy en total incoherencia. Mientras adopta una postura agresiva hacia Marruecos, incluso amenazando los intereses franceses en la región, simultáneamente extiende la mano a Israel. Esta esquizofrenia diplomática expone al descubierto el cinismo de un poder dispuesto a renegar de sus principios en un vano intento de salvar una influencia regional que se desmorona.
Tras años presentándose como el muro de contención contra el “imperialismo sionista”, el régimen argelino hoy cae la máscara. Este giro repentino es una verdadera ofensa a la memoria de los argelinos que creyeron en una política basada en principios.
Una región que ya no se deja engañar
La decisión de Argelia de abrirse a la normalización con Israel no engaña a nadie. Los pueblos de la región, incluidos los propios argelinos, son cada vez más conscientes del oportunismo y las manipulaciones del poder en el lugar. Al advertir a Emmanuel Macron mientras busca acercarse a Israel, Tebboune personifica el fracaso total de un régimen agotado.
El régimen militar argelino ya no tiene nada que ofrecer
Hoy, el régimen militar argelino no tiene nada que ofrecer salvo discursos vacíos, contradicciones flagrantes y una obsesión patológica con dañar a Marruecos. El pueblo argelino, digno y valiente, merece mucho más que esta farsa orquestada por una junta militar desconectada de la realidad.
El final inevitable de un sistema deslegitimado
Las declaraciones de Tebboune en L’Opinion solo confirman lo que ya sabía todo el mundo: el régimen argelino está en plena derrota. Su discurso propagandista y sus contradicciones descaradas ya no pueden ocultar su aislamiento diplomático, su fracaso económico y su creciente impopularidad.