Mientras Emmanuel Macron se reúne con los líderes del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) para trabajar en una posible carta sobre el Islam en Francia, las autoridades francesas hacen la vista gorda ante la gestión clanista y lucrativa de la segunda religión más grande del país.
«Todo debe cambiar para que nada cambie.» Esta famosa cita, tomada de la novela El Leopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, resume perfectamente la actitud de los políticos franceses hacia la necesaria reforma del Islam en Francia, donde una organización caótica fomenta las desviaciones extremistas.
La Gran Mezquita de París: Un símbolo de desorden organizativo
A nivel protocolario, la Gran Mezquita de París representa a los musulmanes de Francia. Sin embargo, su gestión, en colaboración con otras entidades dentro del CFCM, resalta los muchos desafíos de organizar el Islam en el país. A pesar de esta situación, el Ministerio del Interior francés, encargado de los asuntos religiosos, nunca ha tomado medidas para restaurar el orden.
Esta inacción se explica en parte por las relaciones estratégicas que algunos empleados de la mezquita tienen con los servicios de inteligencia franceses, quienes consideran estas conexiones como valiosas.
Financiamiento argelino y salarios generosos
La Gran Mezquita de París sobrevive principalmente gracias al apoyo financiero de Argelia, que le asigna un presupuesto anual superior a los 3 millones de euros, junto con fondos adicionales para proyectos a veces poco claros. Estos fondos se utilizan, entre otras cosas, para financiar los altos salarios de los líderes de la mezquita, incluido el actual rector, Chemseddine Hafiz, quien supuestamente gana 15,000 euros al mes.
Zakat e impuestos halal: Otras fuentes de ingresos
Además de las subvenciones públicas, la mezquita también se beneficia de las donaciones de los fieles, los ingresos de la zakat y las ganancias generadas por los impuestos halal. Sin embargo, persisten preguntas sobre cómo se gestionan estos fondos y quiénes se benefician de ellos.
Nombramientos controvertidos
En 2020, después del cambio político en Argelia que llevó a la salida de Bouteflika, Dalil Boubakeur, quien había dirigido la mezquita durante 28 años, fue reemplazado por Chemseddine Hafiz. Este cambio se realizó sin debate ni elecciones, lo que provocó críticas, especialmente en Argelia. Sin embargo, Hafiz y sus aliados mantuvieron sus puestos gracias al apoyo de figuras influyentes tanto en Argelia como en Francia.
El Islam en Francia: Un discurso mediático más que una realidad
Para satisfacer las expectativas de las autoridades francesas y los medios de comunicación, los nuevos líderes de la mezquita prometieron promover un «Islam de Francia» independiente de la influencia consular. También expresaron su apoyo a la designación de mujeres como imanes. Sin embargo, en la práctica, siguen colaborando con imanes enviados desde Argelia, lo que refuerza las contradicciones entre su discurso y sus acciones.
A pesar de los repetidos llamamientos a la reforma, la situación del Islam en Francia sigue estando dominada por intereses políticos y personales. Mientras Emmanuel Macron aboga por combatir el islamismo, los cambios sustanciales parecen estar lejos de alcanzarse, lo que deja que la situación actual persista durante muchos años más.