Ayer, domingo 18 de agosto, los aficionados del Mouloudia de Argel quedaron consternados por el estado del estadio Nelson Mandela, donde su equipo debía enfrentarse al campeón de Liberia, Watanga. No solo el césped era impracticable, ya que había sido abandonado por completo durante más de dos meses, sino que, sobre todo, las gradas, que parecían un vertedero al aire libre, provocaron la ira del público. Y pensar que este estadio es presentado por las autoridades argelinas como una de las joyas más hermosas de la infraestructura deportiva en África.
A pocos días de la apertura de la temporada deportiva, Argel no dispone de ningún estadio de fútbol, aunque cuenta con tres grandes clubes en la primera división. El estadio del 5 de julio, otro templo del fútbol, está en la misma situación. Su director, junto con el director del estadio Nelson Mandela, fue destituido ayer. El estadio de Douéra, aún nuevo, asignado al decano de los clubes argelinos, el Mouloudia de Argel, también está en un estado lamentable. En Argelia, no saben cómo mantener lo que construyen a costos exorbitantes.
