El desastroso discurso de Tebboune: Una mezcla de vulgaridad, mentiras y negación de la realidad

El último discurso del presidente argelino, «el mal llamado» Tebboune, pronunciado ante ambas cámaras del Parlamento el domingo 29 de diciembre, confirmó lo que muchos temían: Argelia está en manos de un régimen autoritario e incompetente, que utiliza de manera excesiva la manipulación de su propio pueblo y la negación institucionalizada de la realidad como base de su gobierno. Al calificar al escritor Boualem Sansal de «impostor enviado por Francia», Tebboune no solo reveló su intolerancia patológica hacia la libertad de expresión, sino también su incapacidad para liderar un país en plena crisis.

Boualem Sansal: El prisionero político que colmó el vaso
El arresto de Boualem Sansal, un reconocido autor y crítico vocal del gobierno argelino, a mediados de noviembre bajo la acusación de «poner en peligro la seguridad del Estado», es un acto burdo y absurdo de censura que expone el miedo patológico del régimen a los intelectuales.
Al llamar a Sansal «impostor» e insinuar que no conoce ni a su padre ni su identidad!!!, Tebboune cruzó el umbral de la vulgaridad y la bajeza, participando en un vil ataque personal. Estas palabras no solo reflejan una deriva autoritaria, sino también una profunda incompetencia política y una total falta de dignidad.

Una diplomacia de vulgaridad
En lugar de abordar las crisis económicas y sociales que están devastando Argelia, Tebboune dirige acusaciones infundadas y caricaturescas contra Francia. Culpar a la antigua potencia colonial se ha convertido en la excusa preferida de este régimen tambaleante. «La colonización dejó a Argelia en ruinas», insiste Tebboune, olvidando convenientemente que su país es independiente desde hace más de seis décadas.
La verdad es que la Argelia de hoy es víctima de su propia clase dirigente. Tebboune y sus «Generales» (simples cabos ignorantes ascendidos a generales) prefieren mantener conflictos imaginarios con Francia y Marruecos en lugar de abordar el colapso de su economía, el éxodo masivo de jóvenes y la corrupción galopante.

El expediente del Sáhara marroquí: Una obsesión patológica
La obsesión del régimen militar por el Sáhara marroquí ilustra perfectamente su política de evasión. Mientras Marruecos multiplica sus victorias diplomáticas, especialmente con el creciente apoyo internacional a su plan de autonomía, Argelia se hunde en un aislamiento absurdo.
Calificar la propuesta marroquí como un «plan francés»!!! no es más que una maniobra desesperada para ocultar los fracasos de la diplomacia argelina. Apoyar a los mercenarios del Polisario sigue siendo una carga que Argelia continúa llevando a expensas de su propio pueblo.

Argelia, prisionera de una junta desconectada
Este desastroso discurso pone de manifiesto el estado alarmante de un régimen en plena decadencia. Lejos de ser el líder reformista que afirma ser, Tebboune es, en realidad, un títere de una junta que teme el cambio. Cada crítica es reprimida y cada voz disidente es silenciada.
Argelia es un volcán a punto de estallar, y la ira de su pueblo, contenida durante mucho tiempo, amenaza con barrer a este régimen moribundo. La historia reciente ha demostrado que los pueblos siempre terminan tomando las riendas de su destino. Tebboune y sus «Generales» mafiosos harían bien en recordarlo.

Fuente: Le7tv

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