Al abordar el avión en París que lo llevaría a Argelia, el erudito Boualem SANSAL estaba muy lejos de imaginar que viviría un remake de la película de ciencia ficción estadounidense «Regreso al Futuro», en la que se convertiría, «a pesar de su voluntad», en el héroe.
«Regreso al Futuro» estaba previsto para ser una película única, sin embargo, su éxito comercial llevó a la creación de dos secuelas, «Regreso al Futuro 2» y «Regreso al Futuro 3», formando una trilogía.
Así que esperamos que Robert ZEMECKIS, el excelente director de esta trilogía, algún día piense en un nuevo capítulo, que sin duda sería «Regreso al Futuro 4», dedicado al viaje surrealista de Boualem SANSAL en Totali’land.
Este triste episodio de las noticias internacionales, marcado por el secuestro arbitrario y escandaloso de un hombre de letras, que pronto cumplirá ochenta años y está gravemente enfermo, lamentablemente, una vez más, señalará la insoportable debilidad del Elíseo y del Quai d’Orsay frente a un régimen argelino excesivamente audaz mientras se encuentra diplomáticamente aislado y marginado por las naciones.
La relación franco-argelina realmente hoy parece un trato vergonzoso: «Te ofrezco adulaciones y sumisión a cambio de que tú me ofrezcas desprecios y humillaciones».
Sí, durante los últimos diez años, Francia ha sido regularmente maltratada por el régimen argelino en términos cada vez más irreverentes. Este tipo de relación con un país, Argelia, que claramente no domina los códigos diplomáticos, debe terminar.
Como recordatorio, al día siguiente del secuestro de Boualem SANSAL en el aeropuerto de Argel, porque de hecho fue un secuestro, surgieron voces en Francia, patria de los derechos humanos, en términos muy educados para condenar la brutalidad injustificable del régimen argelino.
En respuesta a estas condenas civilizadas y, en su mayoría, justificadas, la APS (agencia de prensa oficial argelina) respondió, como de costumbre, de manera vulgar con graves deslices lingüísticos. Deslices abyectos y indignos de un país que, sin embargo, es miembro de la ONU.
Así, llamar al Presidente de la República Francesa «Macronitosionniste», un término desconocido en Francia pero también en Argelia, es una insoportable bofetada dirigida a todas las democracias occidentales que, inquebrantablemente, siguen comprometidas con la protección de los derechos humanos.
Esta vez, el objetivo del régimen argelino en este «incidente de chamboule’tout» fue Emmanuel Macron, mañana podría ser el primer ministro español o su homólogo belga. Por eso, la respuesta a los generales argelinos debe ser europea e incluso mundial. La reciente protesta de los diputados europeos en Bruselas demuestra que una respuesta europea enérgica a Argelia es posible y, sobre todo, necesaria.
Numerosas voces, incluidos parlamentarios, periodistas, escritores… exigen firmemente que Francia establezca una relación distanciada con la actual Argelia. Algunas voces incluso mencionan «la necesaria banalización de la relación franco-argelina». El ex primer ministro Raymond BAR también lo había mencionado en su época.
La reciente asunción del cargo del presidente Donald TRUMP en los Estados Unidos debería calmar seriamente a la junta argelina, que parece paralizada por este hombre.
La prueba de esto es la aceptación incondicional de Argelia de recibir el primer cupo de 306 migrantes argelinos ilegales que Estados Unidos está preparando para expulsar. El Sr. MACRON lo apreciará, ya que no había podido lograr la expulsión de un ciudadano argelino bajo OQTF.
Es evidente que, aunque Tebboune ha sido particularmente insolente hacia su homólogo francés, sin embargo, ha mostrado indiscutiblemente sumisión ante su homólogo estadounidense. ¿Tomaría aquí todo su sentido la cita «la zanahoria o el palo»?
Una cosa parece segura: la relación franco-argelina no será la misma, habrá un antes y un después de SANSAL.
La película «Regreso al Futuro» cuenta la historia de un adolescente que viaja al pasado, a tiempos antiguos.