Al derribar a un diplomático marroquí con una llave de judo, Abdennour Khelifi reveló el lado matón de una diplomacia argelina en decadencia.
Lamine Baali, representante del Polisario en Addis Abeba, ingresó ilegalmente con un pasaporte diplomático argelino falso, provocando una escena desalentadora entre las delegaciones argelina y marroquí. Tras tomar un lugar discretamente al final de la mesa, sacó un cartel con la inscripción ‘República Saharaui’ y lo colocó frente a él. Así encendió la mecha y provocó una verdadera pelea callejera con Abdennour Khelifi como principal protagonista. Un auténtico matón que no tiene de diplomático más que el pasaporte que le permite acceder a las salas de conferencias internacionales donde actúa como matón para proteger a los diplomáticos argelinos.
En la Dirección de ‘África’ del Ministerio de Asuntos Exteriores, Abdennour Khelifi no ejerce ninguna función diplomática. Con un nivel educativo promedio, fue reclutado por su constitución física y experiencia en artes marciales para presentar argumentos que no tienen nada que ver con la diplomacia.
Además, la presencia de un matón en la delegación argelina plantea preguntas. ¿Se están preparando los diplomáticos argelinos, que carecen de argumentos y enfrentan múltiples fracasos, para cada aparición con el fin de enfrentarse a sus adversarios potenciales usando este tipo de conducta como la demostrada por Abdennour Khelifi? Es realmente lamentable para Argelia, que brilló algún tiempo en la escena diplomática internacional con éxitos destacados.
No solo la diplomacia argelina se ridiculiza ante el mundo al introducir a un intruso en una reunión internacional (ver video 1), sino que, aún peor, incluye en su delegación a un matón que solo sabe usar el lenguaje de los músculos.
