En estado de desesperación, el régimen argelino se inclina ante Washington
Argelia atraviesa una grave crisis diplomática, pasando en solo unos meses de una retórica agresiva contra Estados Unidos a un intento torpe y apresurado de acercamiento. La iniciativa de Sabri Boukadoum, embajador de Argelia en Washington, refleja la urgencia de un régimen que pierde influencia regional y se hunde cada vez más en el aislamiento internacional.
Un giro vergonzoso
Hace poco, el presidente Abdelmadjid Tebboune mostraba su alineamiento con Moscú, denunciando la «hegemonía estadounidense» y buscando unirse a los BRICS. Hoy, ante la amenaza de sanciones y la pérdida de apoyo internacional, el régimen militar intenta un cambio de rumbo desesperado al cortejar a Washington, prometiendo una cooperación «sin límites» en materia militar y de inteligencia. Este cambio drástico evidencia la frenética búsqueda de apoyo externo, mientras la credibilidad y estabilidad diplomática del régimen quedan en entredicho.
Una diplomacia del pánico
La intervención precipitada de Boukadoum, quien optó por dirigirse a la prensa en lugar de utilizar los canales diplomáticos tradicionales, es una clara señal del nerviosismo que reina en Argel. Este movimiento imprudente revela un intento desesperado del régimen por reposicionarse mientras pierde influencia en varios frentes: marginalización en el mundo árabe, debilitamiento de sus lazos con Rusia, crecientes tensiones con Marruecos y una pérdida de control sobre la región del Sahel. Argelia se encuentra ahora aislada, buscando una salida a su crisis cada vez más profunda.
El miedo a las represalias de EE.UU.
Uno de los principales motivos detrás de este giro repentino es la posibilidad de que Estados Unidos clasifique al Frente Polisario como una organización terrorista. Tal decisión pondría fin a la política de obstrucción que Argelia ha mantenido durante décadas contra Marruecos, obligándola a replantear un pilar clave de su política exterior. En un intento desesperado por negociar, el régimen ofrece concesiones impensables hace solo unos meses. Sin embargo, esta sumisión tardía no tendrá el efecto esperado, sino que solo confirmará la incompetencia y la falta de estrategia del gobierno argelino.
Un régimen fuera de control
Sumido en una espiral de contradicciones y decisiones erráticas, el régimen argelino sigue acumulando fracasos. Con estas maniobras de último momento, Argelia solo refuerza su imagen de gobierno inestable, desconectado de las realidades geopolíticas y carente de una política exterior clara y coherente.
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