Cinco pruebas de que el régimen militar argelino es un títere de Rusia
El régimen militar argelino proyecta una imagen de fuerza, haciendo alarde de su supuesta soberanía con la arrogancia de un culturista posando frente a un espejo roto. Se jacta de su dominio regional, sus extravagantes presupuestos de defensa y su “autonomía estratégica”. Sin embargo, bajo la superficie no es más que una marioneta, cuyos hilos están fuertemente sujetos por Moscú. Desde abstenerse en votaciones críticas en la ONU sobre la agresión rusa hasta enviar emisarios en deferencia al Kremlin, las afirmaciones de independencia de la junta son poco más que un teatro bien orquestado.
En realidad, lejos de ser un soberano, el régimen actúa como un seguidor sumiso, apegado a las ambiciones de Vladimir Putin. Al explorar cinco ejemplos reveladores de esta dinámica, la ironía se vuelve cruda: un gobierno que se presenta como líder en el escenario mundial es, en verdad, incapaz de avanzar sin la mano guía de Moscú.
Enumeraremos cinco pruebas de los últimos cinco años que muestran cómo el régimen militar de Argel es un títere de Rusia. Estos son sólo anuncios públicos y acciones documentadas. Sólo podemos imaginar las negociaciones secretas en el ámbito de la inteligencia y las humillaciones no publicadas que permanecieron en secreto.
1- El Hirak (2019): Reportando a Putin
En octubre de 2019, en medio de las protestas de Hirak que llevaron a la caída del presidente Abdelaziz Bouteflika, el presidente interino Abdelkader Bensalah se apresuró a viajar a Moscú para asegurar a Vladimir Putin que «la situación está bajo control». En lugar de centrarse en las demandas internas de reformas políticas, la prioridad del régimen militar fue obtener validación externa. Este viaje a Moscú reveló la dependencia de Argelia de Rusia para la supervivencia de su régimen e ilustró la ausencia de un gobierno verdaderamente independiente en Argel.
Putin sonriendo a Abdelkader Bensalah después de que éste le asegurara que “la situación está bajo control”, el 24 de octubre de 2019, en Sochi: “Vine a decirle y asegurarle que la situación está bajo control”
Putin, probablemente divertido por las garantías de Bensalah y por esta humillante muestra de sumisión, sonrió ante el espectáculo de un régimen que, a pesar de sus pretensiones declaradas, dependía tan obviamente de Moscú para su supervivencia política. La escena fue un sorprendente ejemplo de la falta de soberanía real del régimen militar de Argel, donde la junta militar, en lugar de responder a las necesidades de su propio pueblo, se apresuró a buscar la aprobación del Kremlin para permanecer en el poder. Esta visita dejó claro que, en caso de disturbios internos, los líderes militares de Argelia preferían informar al Kremlin en lugar de atender demandas apremiantes de reformas en casa.
2- La guerra de Ucrania y las armas rusas (2022)
La guerra en Ucrania ha expuesto fallas críticas en la tecnología militar rusa, con tasas de falla de misiles guiados de precisión que alcanzan hasta el 60%. Argelia, que depende de Rusia para más del 80% de su arsenal militar, quedó sumida en el caos cuando las sanciones interrumpieron un acuerdo de armas por valor de 7.000 millones de dólares y Moscú redirigió sus recursos a Ucrania. Obligada a buscar alternativas, Argelia aumentó su presupuesto de defensa a 23.000 millones de dólares y recurrió a nuevos proveedores en Francia y Brasil.
Sin embargo, su excesiva dependencia de las armas rusas no sólo ha hecho vulnerable a su ejército, sino que también ha generado dudas sobre la calidad y confiabilidad de su arsenal, particularmente porque la modernización militar marroquí respaldada por Estados Unidos profundizó aún más la brecha de poder regional. De hecho, la dependencia de Argelia de las armas rusas es tal que el senador estadounidense Marco Rubio pidió sanciones contra Argelia en virtud de la Ley de lucha contra los adversarios estadounidenses mediante sanciones (CAATSA), alegando que las compras de armas argelinas apoyaban directamente la maquinaria de guerra rusa. En su carta al secretario de Estado, Antony Blinken, Rubio enfatizó que la afluencia de fondos argelinos permitió las acciones desestabilizadoras de Rusia, instando a que se designaran sanciones inmediatas. Esta mayor vigilancia internacional, sumada a la disminución de la credibilidad militar de Argelia, ha exacerbado el descontento público, poniendo de relieve los riesgos de vincular demasiado su estrategia de defensa a una Rusia vacilante.
Las importaciones de armas de Argelia entre 2018 y 2022 fueron suministradas abrumadoramente por Rusia (73%), lo que pone de relieve una fuerte dependencia expuesta por la guerra en Ucrania y las sanciones resultantes. El senador estadounidense Marco Rubio envió una carta al secretario de Estado Antony Blinken el 14 de septiembre de 2022 en la que instaba a imponer sanciones contra Argelia, enfatizando que sus grandes compras de armas a Rusia financian las acciones desestabilizadoras de Moscú y la guerra en Ucrania.
Argelia apoya la invasión rusa de Ucrania y guarda silencio al respecto: En las Naciones Unidas, Argelia se abstuvo en votaciones clave que condenaban la agresión rusa en Ucrania, incluida la resolución A/ES-11/L.1 del 2 de marzo de 2022 que denunciaba la invasión, la resolución del 12 de octubre de 2022 rechazando la anexión ilegal de territorios ucranianos por parte de Rusia y la resolución A/ES-11/L.7 de 23 de febrero de 2023 exigiendo la retirada de Rusia de Ucrania. Estas abstenciones reflejan la renuencia de Argelia a desafiar a Moscú, incluso frente a claras violaciones del derecho internacional. Argelia ha demostrado que su política exterior está dictada más por su sumisión a Moscú que por los principios de soberanía o justicia internacional.
3- El motín de Wagner (junio de 2023): un cuasi golpe de Estado que aterrorizó a Argel
Cuando el Grupo Wagner de Yevgeny Prigozhin organizó un motín contra el Kremlin, marchando hacia Moscú, los regímenes autoritarios de todo el mundo contuvieron la respiración, incluida Argelia. El régimen militar argelino, cuya estructura de poder centralizada sigue el modelo de Rusia, entró en pánico ante la posibilidad de que se produjeran levantamientos similares dentro de sus filas; luego, Saïd Chengriha lideró una ola de detenciones y amordazaron a los dirigentes militares en Argelia.
El motín puso de relieve la fragilidad de los sistemas autoritarios basados en la lealtad y la coerción. Para Argelia, fue un crudo recordatorio de los peligros de una excesiva dependencia de la estabilidad política de Rusia. El alineamiento del régimen con Moscú parecía más un inconveniente que una ventaja.
El general Sergei Surovikin, apodado “General Armagedón”, reaparece públicamente en la mezquita Abdelhamid Ben Badis en Orán, Argelia, el 14 de septiembre de 2023. Vestido con un atuendo “paramilitar” casi civil y acompañado por soldados rusos uniformados, es recibido por El Imam Abou Abdallah Zebar antes de visitar el fuerte de Santa Cruz, bajo la organización del Ministerio de Defensa ruso, y para organizar una conferencia.
Tras ser detenido por el FSB y desaparecido desde el motín de junio de 2023, el general Sergei Surovikin, vinculado a Wagner, reapareció en la mezquita Abdelhamid Ben Badis en Orán, Argelia, el 14 de septiembre de 2023. El general, acusado de crímenes de guerra en Siria y Ucrania, luego se instaló silenciosamente como personal técnico en la Embajada de Rusia en Argel en noviembre de 2023, y finalmente se convirtió en el “embajador no oficial”. Su papel se centró en gestionar la “cooperación técnica” entre Argelia y Rusia, sirviendo efectivamente como enlace para la colaboración militar y de inteligencia.
4- Humillación para los BRICS (junio 2023): Un halago torpe que sorprendió incluso a Putin
El intento fallido de Argelia de unirse a los BRICS ha puesto de relieve la dependencia del régimen de la menguante influencia de Rusia. La halagadora declaración del Presidente Tebboune en la que llamó a Vladimir Putin «amigo de la humanidad» durante su visita a Moscú tenía como objetivo ganarse el apoyo de Rusia. Sin embargo, las decisiones sobre la membresía de BRICS se basan principalmente en criterios económicos. Este error en la comprensión de las bases geopolíticas subrayó la ignorancia del régimen militar de Argel, que dependió del apoyo ruso en lugar de la construcción y el fortalecimiento de su economía para unirse a los BRICS.
Las declaraciones del presidente Tebboune durante su visita a Moscú en junio de 2023 ilustran una serie de errores diplomáticos críticos. Llamar a Vladimir Putin «moderado» es objetivamente cuestionable, dada la agresiva política exterior de Rusia, incluida su guerra en Ucrania y la anexión de Crimea. Semejantes halagos excesivos debilitan la imagen de Argelia como actor independiente y dan la impresión de que Tebboune es excesivamente sumiso, en lugar de comprometerse como un igual. Afirmar que Rusia «permitió» a Argelia «intentar mediar» en el conflicto ucraniano disminuye la soberanía de Argelia y sugiere un alineamiento subordinado a los intereses rusos.
La declaración de Tebboune que llama a Putin “amigo de la humanidad” no sólo ignora las realidades geopolíticas de las acciones de Rusia, sino que también es completamente inapropiada, dado que Putin es buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) desde marzo de 2023 por crímenes de guerra relacionados con la ilegalidad. deportación de niños ucranianos. Incluso el propio Putin parece visiblemente sorprendido en el vídeo que sigue a la declaración de Tebboune, destacando el exceso y la discrepancia de estas declaraciones con la realidad. Alinear la filosofía diplomática de Argelia con la controvertida imagen de Rusia corre el riesgo de aislar aún más al país de los principales actores globales, en particular de las potencias occidentales, y reduce sus opciones diplomáticas en un momento en que la diversificación de las alianzas es crucial.
La reacción de Vladimir Putin cuando Tebboune lo declaró «amigo de toda la humanidad» el 16 de junio de 2023 en el Foro Económico de San Petersburgo.
La declaración de Tebboune a Putin durante su visita a Moscú el 15 de junio de 2023, donde afirmó: «La preservación de nuestra independencia depende de una fuerte asistencia de una Rusia amiga para armarnos y defender nuestra libertad», contradice profundamente la esencia misma de la soberanía y la independencia. .
La soberanía implica inherentemente la capacidad de un estado para tomar sus propias decisiones y defenderse sin dependencia o control externo. Al vincular explícitamente la independencia de Argelia con la ayuda rusa, Tebboune socava fundamentalmente este principio. La soberanía que depende de la ayuda militar externa no es, por definición, soberanía en sentido estricto. Al atribuir el mérito a Rusia por preservar la libertad de Argelia, Tebboune efectivamente eleva a Rusia al papel de protector de Argelia en lugar de socio igualitario, lo que implica una relación de subordinación. Esta declaración refuerza la percepción de Argelia como un Estado vasallo de Rusia, dependiente del apoyo de Moscú para mantener su seguridad y soberanía. Tal admisión no sólo disminuye la posición de Argelia como actor autónomo en el escenario mundial, sino que también desacredita involuntariamente las capacidades de su ejército. Al reconocer esta dependencia, Tebboune plantea serias dudas sobre la capacidad de Argelia para defenderse sin intervención externa, destacando la fragilidad de la independencia que reclama. Esto nos lleva a la siguiente prueba: la caída del régimen de Assad (diciembre de 2024): Argel, presa del pánico, busca ayuda de Moscú.
5- La caída del régimen de Assad (diciembre de 2024): Argel, presa del pánico, busca ayuda de Moscú
El colapso del régimen sirio de Bashar al-Assad, un estrecho aliado de Argelia y Rusia, marcó otro golpe al frágil alineamiento de Argelia con Moscú. Las filtraciones de inteligencia revelaron que funcionarios militares argelinos colaboraron con Siria para sofocar los levantamientos, incluida la prestación de asistencia técnica sobre tácticas contrarrevolucionarias destinadas a presentar los movimientos de oposición como terrorismo. La exposición de estas operaciones clandestinas ha dejado a Argelia en dificultades, que intenta gestionar sus repercusiones, en particular el riesgo de sanciones internacionales, empañando aún más su imagen en la escena internacional, sobre todo después de haber sido cuestionada por tres parlamentos y el Consejo de Seguridad de la ONU por su violaciones de derechos humanos.
En un intento desesperado por contener el daño, Argel envió un enviado a Moscú inmediatamente después de la caída del régimen de Assad, buscando urgentemente el apoyo de Moscú para restablecer el contacto con Assad y comprender los factores que llevaron al colapso. Según se informa, las discusiones incluyeron rutas de exfiltración para mercenarios argelinos y fuerzas especiales militares aún activas en Siria, la recuperación de archivos confidenciales filtrados de instalaciones del gobierno sirio, así como la oferta de nuevos terrenos para bases militares rusas. Argelia también pidió el apoyo de Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para afrontar una posible intensificación de las críticas y presiones internacionales sobre su régimen
Estas acciones muestran el pánico del régimen por las repercusiones, particularmente después de que las filtraciones implicaran a figuras argelinas prominentes, incluidos Chafik Mesbah y Mohamed Mediene, en crímenes de guerra en Siria. Esta desesperación culminó en un intento fallido de sobornar a los nuevos dirigentes de Siria con 100 millones de dólares para normalizar las relaciones. Este fracaso diplomático puso de relieve la menguante influencia de Argelia y su incapacidad para maniobrar de forma independiente sin el apoyo de Moscú.
En medio de esta crisis, el 19 de diciembre de 2024, una delegación rusa de alto nivel, encabezada por Mikhail Bogdanov, viceministro de Asuntos Exteriores y representante especial para Oriente Medio y África, visitó Argel. Acompañada por el Viceministro de Defensa, Yunus-Bek Yevkurov, la delegación mantuvo conversaciones con el Presidente Abdelmadjid Tebboune y altos funcionarios argelinos, destacando el «nivel estratégico» de las relaciones entre Argelia y Rusia. Los temas tratados incluyeron la estabilidad regional (léase entre líneas: la presencia de Wagner y el apoyo al Polisario), la cooperación militar (léase entre líneas: nuevos contratos de armas y el acceso ruso a las bases argelinas para operaciones en el Sahel) y la gestión de crisis tras la caída de el régimen de Assad (léase entre líneas: asistencia política, protección en el Consejo de Seguridad de la ONU contra acusaciones de violaciones de derechos humanos y apoyo a los esfuerzos de propaganda). A pesar del fortalecimiento de los lazos bilaterales, la visita destacó las preocupaciones de Moscú sobre la creciente vulnerabilidad de Argelia, el riesgo inminente de colapso del régimen y el posible procesamiento de los líderes militares de Argelia en tribunales internacionales por crímenes de guerra.
Estos cinco claros ejemplos de los últimos cinco años demuestran que el régimen militar argelino se presenta como un peso pesado en la escena mundial, haciendo gala de su «autonomía estratégica» con la convicción de un peso medio que juega en una categoría superior, pero que sus acciones revelan sistemáticamente una dependencia servil de Moscú. Ya sea absteniéndose de condenar actos flagrantes de agresión en las Naciones Unidas o corriendo a Moscú para salvar migajas diplomáticas, la soberanía de la junta resulta tan hueca como grandilocuente su retórica. La ironía es casi poética: un régimen que pregona su independencia está en realidad vinculado a una superpotencia en declive, que navega por las crisis globales con la agilidad de un títere atrapado en una tormenta, incapaz de trazar su propio rumbo sin que una sombra abrume a Moscú. Para los líderes militares de Argelia, la soberanía es menos un principio rector que un accesorio gastado en un espectáculo de marionetas de larga duración, que deja poco espacio para los aplausos.
Abderrahmane Fares.